Básicamente el diseño es el de la corona de una princesa encima de un cojín rosa. Todo el cojín llevaba purpurina (comestible, por supuesto!!!) con lo cual cuando le llevé la tarta a media tarde, esta brillaba a la luz del sol. Ni que decir tiene que la niña se quedó de piedra cuando la vio.
Al igual que la tarta anterior y como hace un calorazo que no veas, esta tarta la rellené de nocilla, dulce de leche y mermelada de frambuesa. Parece una combinación extraña, pero está buenísima.
Y como siempre se come todo, hasta la corona !!!!!!!!
Espero que os guste. Un besazo.
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